Otra de las imposiciones del centro del país, o sea, Los Pinos, se puede ver al entrar a Tijuana por la garita de San Ysidro que el compa de Johnny Alessio inauguró, Richard Nixon. Subes el puente México, esa chattarra de cemento ennegrado por el ir y venir de los gringos, polleros y ciudadanos sin carro con un pasa manos tan grueso como el smog que se ve flotando arriba de la ciudad y que ayuda a pasar el canal que lleva aguas negras y otros tóxicos a los EEUU; y desde ahí se puede devisar ya. La manta gris que cubre el paisaje que los vientos de Marzo y Abril despejan dejando un cielo azul con un fondo de colonias deseando formar un valle color tierra hace de ese lábaro un imagen grisácea. Sólo el tamaño es una afrenta a mis ojos, y le debería de causar a todo buen tijuanense un shock de que algo ya está mal al entrar al país, ya ni los gabachos tan patrióticos que son pondrían una bandera de ese tamaño para enseñarle amor a la patria. No tiene ni quince años de costumbre en la ciudad esa bandera. Comprendo que en el Zócalo de la ciudad de México sea quizá necesario una bandera de ese tamaño pues ahí es el centro del poder de la nación. ¿Pero Tijuana?
El lábaro que ondea desde la colonia Morelos no es una afirmación del terreno mexicano o una expresión de mexicanismo [lo es pero de miedo al viejo filibustero que rondea la conciencia mexicana] sino que es el sumo horror que les causa la paranoia a nuestros legisladores que no quieren acordarse de 1848 pero que sus colectivos no les permite olvidarse por mucho que digan que eso ya pasó. Es un símbolo para recordarnos a los tijuanenses que Tijuana es México. Toda administración presidencial desde que Tijuana se formó a partir de los intercambios económicos con los güeros hasta la fecha ha procurado que Tijuana no adquiera demasiadas características gringas.Ya este blog ha mencionado antes el arremete que le proporcionaron al Dr Messina por profesar historias de una unión con los gabachos o las frecuentes intervenciones que hacen contra la ciudadanía como prohibir a los ciudadanos que nombren a sus hij@s con nombres no mexicanos o castellanos amén de las veces que han intervenido haciéndonos la vida miserable al informarnos de un día para otro que el dólar ya no es aceptado en las instituciones gubernamentales y sacando de quicio a los pequeños negociantes al demandarles e imponerles que todo negocio se haga sólo en pesos.
Al tijuanense se le desconfía por su doble biculturalidad [la cultura gringa no se nos es ajena ni extraña, es más tenemos el mismo bagaje cultural que los gringo y quizá seamos más cultos que los gringos porque nosotros conocemos de sus ondas pero ellos no la de nosotros], por ser culture shifters [entramos y salimos de una mentalidad a otra sin más ni menos], por ser bilingües; si el Xican@ en los EEUU se le prohíbe expresar su mexicanidad en Tijuana a muchos de nosotros se nos prohíbe expresar nuestro lado anglo, fluent English speaking mexicans, thought about that? There could actually exist un dialecto inglés llamado Tijuana English. Por eso el exagerado tamaño de la bandera, se ve luego luego que esa bandera es demasiada grande, no se necesita una de ese tamaño para hacernos saber que Tijuana es México.
Yo lo miro como un insulto porque no se confía en que podamos desarrollar nuestra propia mexicanidad, así como al Xican@ en EEUU que nunca se les confia que puedan ser buenos Americanos, a los tijuanenses se nos desconfia ser buenos mexicanos, por eso la banderota, porque hay un miedo a que nosotros no sepamos ser mexicanos, por eso el patriarquismo, el paternalismo desde los Pinos, ellos son los que mejor saben ser mexicanos; que ni se nos ocurra a nosotros ser mexicanos, no, Dios nos libre de eso.
* Kant, 1784 : ¿Qué somos nosotros?
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