14 de noviembre de 2007
stalking diogenes
para qué me haces sentir el miedo ante lo eminente
tan pequeño que eres sentimiento de temor
te puedo localizar: estás un poco más abajo de mi corazón y brillas como un punto, qué ironía, que anuncia el fin.
te saco con estas palabras: con el nombre de las letras
con la vista de mis ojos
y con mis dedos tecleando, conjuro tu salida de mi cuerpo.
¿Qué acaso no sabes que soy mexicano?
te burlas de mí porque soy del norte
porque esas tradiciones mexicanas nada más no llegaron a ser parte de mi cultura, demasiado gringo para ser mexicano, de esos de los buenos.
un vil pocho que teme la parca.
pues si bien no tendré esas costumbres tengo la costumbre de chismear todo lo que ocurre dentro de mí, y mira, ¿ahora qué mello me hace sentir ese brillecito latoso en mí cuando ya todo mundo sabe que me acechas?
Pero aún así te mofas de mí, pues lo que buscas no es mí muerte carnal, sino un poco de honestidad.
Que perezca lo falso. Esa luz sólo quiere brillar un poco.
Me acusas de mentiroso, que no me aguantas ya, que es imposible seguir viviendo con una falsa fachada. Por eso me persigues, tu silueta carga una daga de obsidiana.
Quieres jugar con las patrañas de una mitología absurda de los aztecas y llenas las horas que me resguardan del momento que tanto anhelas para arrancarme el consciente con otras tantas del mediterraneo viejo, me persigues porque el que amenaza no eres tú.
Heme libre sin yugo alguno más el hecho de ser del Norte mexicano.
Yo soy quien es tu fin.
poema, dikt, poem
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