Desde el alzamiento chiapaneco, el estado mexicano me da risa, y es que una de las demandas centrales del movimiento chiapaneco es la autonomía, un punto en que el gobierno no doblega arguyendo que tal respuesta/solución, fragmentaría al país.
Y es que dicen que la lengua refleja a su gente, nuestro idioma, el español mexicano, está más resquebrajado que una taza de barro hecha pedazos en el suelo. Nuestro idioma ni independiente es porque carece de respeto aún en nuestro propio país. El idioma nuestro es un tirano porque el modelo a seguir es uno que desprecia todo tinte de regionalismo y el modelo a imitar es del DF y el DF es un sitio cuyo idioma es abhorrecido por el resto del país. Nos odiamos a nosotros mismos, odiamos como hablan el español los de la frontera, los indígenas, los defeños, nadie habla bien y cuando hablan la ola de madrazos verbales no se hace esperar. Pocas o rara veces apreciamos nuestro parlar y noten, suelen ser voces que provienen del DF donde la capital alberga la mayoría de las plumas del país.
No así en el EEUU. Si uno mira las diferencias queda uno lleno de asombro ante el nivel de cohesión e independencia que el idioma tiene, por ejemplo, el idioma anglo de norteamérica sí se divorcio de Inglaterra cosa que en México no estamos ni remontamente cercas de causar fisuras entre México y España. Hay un inglés Americano y la forma en que hablan de su propio idioma es de envidiar. Al hablar de inglés en los EEUU los que hablan de ello hablan de rasgos de diálectos, Black English, Chicano English, New York English, Texas English, California English y así, marcando siempre el respeto hacia las entidades que ostentan las variantes del idioma anglosajón, se respeta. La palabra región no tiene la misma connotación en inglés, allá, lo regional sólo existe en mapas de geografía lingüístisca para hablar del idioma en terminos generales.
En México no, el término región adquiere un dejo de desprecio al instante de pronunciar el vocablo, separa, no une, desune, al instante, haz de cuenta Moises abriendo el Mar Rojo, todo aquello que prosiga al vocablo es ya cuestión sin importancia, pierde prestigio, no tiene respeto más de ser una curiosidad como cual arruga en una prenda de vestir al ser planchada. El pedo es que nunca queda la prenda bien planchada. Hablar de regionalismo divide a la conciencia nacional. No sé a qué se deba esto, francamente mis estudios sobre el español mexicano son no ya pocos sino vecinos de la nada. Más sé que es un fenómeno que cobra vida al hablar de regionalismo, de repente, hablar de regionalismos dejamos el ámbito mexicano al que estamos impuestos y eso no nos gusta.
Como punto final quiero dar un ejemplo de un caso esquizofrénico en Tijuana que tiene la dudosa posición de ser un escritor al cual se le conoce por mezclar el inglés con el español y cuyos pocos elogios a esta forma de escribir, que no de hablar, provienen más del DF que de su propia ciudad. El antes mencionado escritor se la pasa obsesionado con corregir el español de sus conciudadanos y burlándonse de como habla la gente en general en cada oportunidad que se le presenta, supongo que es una posición sumamente irónica, él siendo un protaganista del regionalismo de Baja California (que mejor debería de llamarse Español Bajacaliforniano) dándole de azotes a la población que le dio sus vocablos a bulbucir por primera vez en su vida ....
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