27 de septiembre de 2005

Filiberto Ojeda Ríos

le pidió saliera de la casa y tan pronto lo hizo varios oficiales le ordenaron que se arrodillara, pero al no obedecer, la tumbaron contra el suelo y la inmovilizaron utilizando sus rodillas.

Siempre me saca de onda que cuando considero una noticia de importancia no aparezca en los noticiarios de mayor importancia en mi país. La muerte de Filiberto Ojeda Ríos es una de ellas. El susodicho individuo es un señor de Puerto Rico. Puerto Rico es una colonia de los EEUU y un estado que es una posesión que le ganó a España hace más centenario ya. Filiberto Ojeda Ríos creía, soñaba en un Puerto Rico independiente. Mas hoy, en los días de la mentalidad Bush, en los días de la moralidad Likud, héroes como Filiberto Ojeda Ríos no tienen cupo en la mano dura y cerrada de los gobiernos que se resguardadn bajo las premisas del marco legal a la que ellos, todos ellos, saben muy bien enmarcar.

Filiberto Ojeda Ríos, perseguido como Pancho Villa, ha muerto bajo el rifle güero del FBI.

Y uno se pregunta, ¿dónde está la hermandad española? ¿Dónde está la hermandad castellana? He aquí hispanoparlante orgulloso, unas tierras castellanas bajo la bota gringa, ¿y el mundo? ¿Y México? ¿Y el resto de Latinoamerica?

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