Curiosamente ayer estuve pelando papas.
Mientrás procuraba dejarlas libres de manchas, las muy jijas de su rechinchu me sacaban un coraje y un dos que tres mentadas de madre pues en mi afán de pelarlas se me resbalaban, escapándose de mis manos, pero aaaaah, como me dan paciencia también, realizar el poder sobre la materia; siempre terminó pensando casi estoicamente. Aquí en Suecia las papas son como las tortillas de maíz en México, son du rigueur y lo suecos son infelices sin ellas.
Los tomates son otra historia, casi no me hacen pensar mucho, es más se podría decir que no les guardo actividad mental, su rollo es más causa de expectativa por su rico jugo, no requiere mucha labor, enjuagarlas y ya, me gusta fresco. Es la única fruta que como de a diario, y eso más bien por superstición pues según dice la leyenda urbana es fuente de juventud, dizque por eso los Italianos se ven siempre tan jóvenes, no sé, no me pregunten, la verdad. Cuando hago salsa en casa los parto en cuarto y los echo en la licuadora. Si a mucho, a veces los pelo para sacarles una rosa, es bien fácil el rollo, la pelas como si fuera manzana, con el pelapapas, le das la vuelta espiralmente, con sumo cuidado enrollas la cascara y listo, te queda una rosa.
El que si me trae recuerdos de esos desgarradores y que me transporta a vivir emociones ya puras, alejadas de la memoria y cuyo éxtasis sólo lo relaciono con mi tierra es el cilantro. El puro olor me vuelve loco, se podría decir que para mi es un rico orgasmo de esos no carnales, así de desgarrador, me agarra de los pulmones y me toma para si …uf! Si lo tengo en casa a veces de pasada me doy unos jalones de cilantro bien machin, es tan enloquecedor que hasta cierro los ojos un rato ...
La cebolla la parto lo más rápido posible, es más la corto y en chinga la meto a la licuadora, una de las pocas verduras que no quiero saber de ella más allá de la posible recompensa de que a lo mejor le da más sabor a la salsa. Muy rara vez la como cruda pero cuando lo hago qué rico sabor da con aceitito de Oliva virgen, un tomatito y aguacatito y pan tostado huuum, delicioso.
El ajo es una invención que le agregue a la tradicional receta, le echo un dientecillo, pero bien lo vale, pues es lo que deja sabor en el paladar aún después de la enchilada que se da uno. A mi el ajo me atrajo cuando lo vi usarse en una película de Almodóvar, ¡Átame! Ahí hacen algo que se llama gazpacho, se me hizo exótica la idea, fue cuando empecé a ver que había otros hispanos con culturas diferentes a la mía, ideas mediterráneas pues.
¿Las papas? Las papas sólo me hacen pensar.
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