16 de marzo de 2007

Inconcluso. Incloncuso. Indecidia. Sin acabar. A medias. Hay pensamientos deformes. Este es uno de ellos. Es un aborto infernal de letras sin sentido. Su primordial meta es causar repulsión. No hay orden. No hay ni siquiera un defecto que cause armonía o que cause lástima para darle forma. En ese aspecto tiene una libertad sin igual: está libre de los acatos que resguardan el bien de la sociedad que procura y guarda datos, ideas, pensamientos buenos, dignos de admirarse, estas letras no. Aquí no existe nada de eso, esto es un bodrio, un mal a la vista. Una perdida de tiempo. No hay mayor libertad que el desaire de los cultos. No hay mayor libertad que estar libre de los que se dicen curas de las letras, de aquellos que le brindan a la voz de ciertas palabras mayor relevancia que a otras. This is an attemp to celebrate that liberty.

free.

One does not have to make sense all the time, though I admit I barely make sense now.

From what I seek liberty is in as much a mistery for you as it it is for me. A malaise of the times which vomits all kinds of thoughts.

I do not want appproval. No quiero ser aceptado.


La gracia de las verdaderas letras tijuanenses es que adornan un nihilismo naciente, emergente. Y es que las letras tijuanenses nunca podrán ser libres per se porque hay ciertos criterios que le impiden ser, uno de ellos es la maldición del universalismo, el dinero y la necesidad de complacer a las academias castellanas de nuestra cosmovisión única. La palabra está sujeta al mercado del capitalismo y hay que rellenar formas, cartas de buena conducta blah, blah, blah.

Y es que no hay un mercado para lo nuestro. Para nuestra región, para nuestro estado, para nuestra ciudad. No existe un centro de abastacimiento para las letras tijuanenses.

De hecho, las letras tijuanenses lejos de estar libres de tintes lo que más le clasifica es la corrupción de estas últimas. Uno bien cabría en decir que es un bien que la corrupción de las últimas se dé, pues es propio de Tijuana que se hallé en una corrupción. Mas eso sería negar lo nativo, lo que de ese caldo lingüístico produjo. Y aquí alguien esconde las albóndigas adrede.

Eso se llama el sacrificio. Yo digo ditch Beneddeti, pues si algo caracteriza a Tijuana es lo efímero, el olvido y nadie hasta la fecha ha levantado un monumento al olvido, de lo que fue, en un abrir y cerrar de ojos. Nadie recuerda el ayer, de lo que fue en Tj. Sino todo el esfuerzo mental radica en el ahora. Money talks baby.

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