13 de enero de 2007

deseos gélidos


Las puñetas mentales de la gente, me cae. Y todo por el agujero en la capa de ozono. Leyendo los periódicos de Tijuana via internet la presente foto localizable en Tijuana Press me sacó una carcajada espontanea, tenía rato que no reía así. La nieve es una idea agradable para los tijuanenses. Por eso me sorprende el comportamiento de la gente cuando veo que corren a ver la nieve en las fotos que salen de Baja California, allá por la Rumorosa. Adultos y niños juegan guerritas, aventándose bolas de nieve. Creo que el deseo proviene de esos frascos de spray que uno puede comprar durante las temporadas navideñas y que despiden nieve artificial. Los arbolitos de navidad a veces se ven repletos de esta substancia cuyo adorno va cargado de un deseo de antaño, de muchas generaciones ya. Los mensajes en las ventanas, deseando lo mejor con la espuma de nieve artificial nos deleitan la idea de que la navidad debe por destino ser fría para poder regocijarnos en la calor de la familia. Nada que ver que el nacimiento de Chuy Rey se dio prácticamente en el desierto. La verdad, no sé porqué es un deseo latente. De seguro el miedo juega un papel importante, es algo nuevo, algo desconocido. Quizá la gente desea cambios en su medio ambiente y la madre naturaleza hace lo mejor por complacer.

Tengan ustedes por ejemplo Suecia. Acá no ha caído nieve como suele ser. Lejos quedan esas temporadas de frío que viví hace 5, 7 ó 8 años atrás, temporadas donde hasta metro y medio de nieve duraba en nuestro medio ambiente por meses enteros y las temperaturas no subían ni a -10o. Por estos días los llanos lucen verdes, flores que no solían darse hasta determinadas estaciones del año brotan confundidas por los cambios y hongos que antes sólo se daban en Julio se dan en pleno invierno. Para algunos como yo esto representa un cambio sorprendente. Mas siempre ha existido un deseo latente en el colectivo sueco, el deseo de que esto cambiara, que ya bastaba de tanto frío. Estos días sin nieve ha hecho que más de alguno se atreva a imaginar que el Sur de Suecia, Escania, podría ser la nueva Riviera Europea. Sueñan que ahora serán los españoles e italianos los que tendrán que buscar los rayos del astro rey en las costas escandinavas. Y juegan con la idea, y fieles a su manera de ser, se preocupan por lo que hay que ofrecerles a esos futuros refugiados que huyen de las ondas gélidas.


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