Por fin encontré una copiadora que no me dejara la copia de mi credencial electoral como una gran mancha de tinta negra. Hoy la mandé por correo directo al DF. Aver cómo resulta el resultado. Aunque cabe notar los malos augurios, por ejemplo, la titular de Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), María de los Angeles Fromow Rangel, consideró que las condiciones legislativas vigentes dificultan la protección del voto de los mexicanos en el exterior. El mal poder no descansa, las malas fuerzas mexicanas, las malas mañas del poder.
Y es que el mexicano obedece, obedece ciegamente y no está impuesto a ir contra ordenes, la sociedad nuestra es una donde la fuerza bruta se caracteriza por hacer las cosas a huevo, si es necesario.
(by any means necesary)
Estar en Suecia me ha hecho confiar mucho en la palabra de las personas. Las palabras tienen mucho peso aquí. Aquí prometer es equivalente a hacer las cosas, si prometes vale más que lo hagas. Por igual me sorprende como es que ir al banco por el dinero de una segunda persona no requiere de más de una firmita en un papel que diga, fulano de tal tiene permiso de retirar mis fondos. Suecia es una sociedad que le pone peso a su palabra.
Y quizá sea por eso que le pongo peso a esta forma del IFE que mandé hoy. No se requiere mucho. Para los interesados es nada más de ver la forma aquí. Fue simple, hasta me sorprendió por la sencillez, rellenar un formulario que saqué de la red, dos copias de mi credencial y un recibito que muestre mi nombre y la dirección donde vivo. 4 papeles en un sobre blanco al DF con estampillas de Greta Garbo.
Mi voto valdrá.
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