La verdad sea dicha el Oeste no puede ser imitable. No hay nada que pedirle al Primer Mundo ni a los países desarrollados. El Oeste se ha construido con mentiras, falsedades y le pide al Tercer Mundo competir con las reglas morales de la ética cristiana que ellos presumiblemente tienen pero que siempre han practicado al revés como tocar un disco de Black Sabbath al revés.
Un cuidadoso estudio de la civilización Occidental podrá demostrar a cualquiera que Occidente se ha hecho de sus ganancias económicas de manera sucia, siempre un paso adelante de los demás y después lavándose las manos para aparentar inocencia y cerrando todos los legal loopholes posibles para impedir que otros hagan lo mismo.
La supuesta superiodidad moral del Oeste, desde la segunda guerra mundial ha sido una fabricación social que ha sido manipulada por intereses oligárquicos y del poder oscuro (Maquievélico). No que haiga nada malo en ello, pero el deber de la verdad debe siempre superar lo falso, por obligación humana y tradición aunque la ley natural lo acceda tarde que temprano.
Deberíamos hacer lo que ellos hacen, jugar bajo sus propias reglas. Deberíamos pedir pruebas de que las cosas fueron obtenidas éticamente y si hay cualquier insinuación de duda su rechazo deberá ser eficaz y rápido. Rechazar los productos malhabidos debería ser la primera prioridad de tercer mundo porque mientrás que el primer mundo se jacta de no ser corrupto y achaca al resto como corrupto el primer mundo es el primer exportador de corrupción a nivel mundial.
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