13 de abril de 2005

arder diacrónico

El problema de James Joyce en Portrait of a Young Artist: el exorcismo. James o Dedalus, escoge el que quieras, es el cristianismo. Por toda la novela las inculcaciones de la fe católica lo asaltan. El desarrollo como persona de Dedalus tiene que pasar por las puertas del infierno que representa el salirse de las buenas inculcaciones. Dedalus sufre, es torturado mentalmente por sentir lo que D.H. Lawrence acusaría de tibieza carnal. Mas es válido el proceso de Dedalus descrito por la pluma de Joyce.

Estos demonios que le acosan son de sumo interés para mi. Quizá porque sufrí un acoso similar a los 13 años. Insulté al Espíritu Santo. Según la biblia Marcos 3:29

"¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?
24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir.
25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir.
26 Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin.
27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.
28 Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean.
29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno."
Ese acto no tiene perdón alguno. La tentación fue demasiada para un cerebro compulsivo como el mio.

No quiero comparar mi experiencia religiosa a tan temprana edad en mi vida con la de James Joyce, aunque los dos seamos victimas de la fe de los cristianos. Sólo quiero compartir con él el infierno que los dos pasamos en nuestras respectivas vidas.

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