6 de diciembre de 2003

à Cuna de Porqueria


Hablando de monografías y Daniel Salinas, que por estos días esta disfrutando lo que indirectamente me aludió Rafadro, o sea que que la era Warholiana, ya no es de 15 minutos, si no de 15 personas (ver comentarios de este blog Nov 25) me acuerdo de un trabajo universitario que hice para mis lecciones de filología no hace más de un año atrás. En pocos palabras mi trabajo consistió en tratar el tema africano en la cultura mexicana. Mi investigación me levó a sacar a flote los racismos intrínsicos en la cultura mexicana, vistos desde mi cultura chicana. (para aquellos interesados en este tema más a fondo se les recomienda irse al consiguiente link: Bobby Vaughn).

La raison d'être, o en español, la razón de este post, viene a raíz de ciertos comentarios que Daniel Salinas a venido haciendo de tiempo acá sobre su ‘blancura’ y cómo ésta le ha afectado su existencia dentro del marco mexicano. Para el primer comentario que me dejo de a seis, vayamonos al blog de Chivis en el post del jueves, noviembre 27, 2003. Salinas expresa su frustación así, nos dice al comienzo de su comentario en ese blog: Pienso y comento que, según mi criterio, no es decididamente mal de "Hombre Blanco" en general, la cuestión lastímosa del racismo ( Para no sacar fuera de contexto esta cita se recomienda leer todo el post).

Realmente no sé como una persona fronteriza como Daniel Salinas se atreve a decir semejantes comentarios puesto que estas cosas de los blancos son netamente gabachas que por ser nosotros fronterizos recibimos por free sin entender más allá de lo qué curioso y al nacer, aunque me las imagino. En México nunca nos hemos dicho ‘blancos’ para significar que tan güero es alguién, los blancos son güeros y el opuesto al güero es el indio (un blog por ahí entre nosotros le dedica todo su tecleadero a esta adoración a lo güero pero no lo digo para no ofender sensibililades, pero en mis links esta). Así que si vamos a hablar de blancos tendremos que sujetarnos a los preceptos y definiciones de los gabachos ya que en español ese término es netamente anglosajón. En México no existe un contraparte al ‘white’ del inglés en español, por eso suena funny en español hablar de ‘blancos’, de que se dé es porque son fantasias de los güeros mexicanos querer ser una raza superior al estilo gabacho, una cosa que nunca se dará puesto que en México las razas no fueron clasificadas como en los EEUU, si no por su mezcla, que es un sistema mucho más complicado que el Crayon System de los gabachos.

El verdadero comentario que me hizo romper el silencio fue un comentario que, por muy intelectual que se las pinte, fue un acto que pronunció El December 05, 2003, el sayo escribió ansina:

Doy vuelta en la Calle Sexta. Un niño mixteco me sigue corriendo, se para delante de mis piernas y extiende su mano. No se resigna a mi indiferencia y me sigue un buen rato, pero no logra obtener una sola moneda, primero, porque efectivamente, no traigo cambio que darle y segundo, porque detesto la pordioserez institucionalizada de la Revo. Sé que la moneda que le dé, irá a parar al bolso de su codiciosa madre que observa a lo lejos y que ha hecho de la limosna un estilo de vida, enseñando a su hijo a creer que un rubio siempre está cargado de dólares y que en Navidad suele verse afectado por ataques de católica piedad.

Esto nos hace ver que el tal Salinas tiene todo un sistema de creencias en respecto a su blancura, venga, yo soy prieto de a madres, llega el sol y me tuesto bien y bonito, y viví más de 25 años en la frontera, y aún así los morros esos se me acercaban. Así que el ego de este susodicho hombre blanco esta al borde del racismo ese mexicano que se manifiesta justo al dar luz una mujer. Lo primero que hace la raza al ver un recien nacido es ver que tan ‘blanco’ esta el niño/a. Se dice, entre gestos de aprobación y gustos, ‘ay, qué blanquito/a esta!’ si es que nace con la suerte de estar medio balnquito.

Es bien sabido en México que los los güeros tienen preferencia sobre los morenos, venga, los vestigios del Porfiriato se dan aún, ni como negarlo, pero eso sí, hay que combatirlo y no a escondidas como nuestro amigo Salinas ha querido viniendo hacerlo hasta la fecha, no sabe como tratar esto dentro del praxis mexicano y hasta la fecha el praxis que ha utilizado resulta, y favor que le hago, Quijotesco.

Yo no repruebo tales comentarios, que quedé claro, si no que me molesta la ignorancia patente que se da sobre nuestra frontera y las influencias que se dan debido a nuestra cercanía a los gabachos, como Salinas demuestra, no hay una clara definición sobre estas cuestiones raciales en nuestros entornos lo que causa opiniones encontradas como la que Daniel Salinas expresa y vive.



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