5 de junio de 2003

Qué rico, en el DF Llueve, o llovió, quién sabe, eso dice Mergruen, esta bien para que esa xente de allá les dé un alivio sus lares. El DF ... un lugar lleno de misterios para mi. Lo digo porque una vez estuve allá mas sólo de touch and go. Y es que llevo un demonio de creencías dentro de mi, todo cortesía de mi querida cultura fronteriza.

Más o menos me sucedió lo mismo cuando anduve en Madrid, al llegar a España un montón de historias, leyendas y demás, de repente adquirierón carne y hueso; espacio y situación geográfica. En mi adorado México uno crece odiando a España, mi abue siempre me recordaba sobre los desmanes que los gachupines nos hicieron, como nos robarón y torturarón a Cuahtemoc. Me lo contaba de una manera que me dejaba alucinando por los posibles tesoros que se hayan aún escondidos. Los criollos no tenían posibilidad de perdón para mi abue en sus historietas. La escuela mucho menos, lo más dramatico fue ver la ensangrentada lucha que un español y un azteca, pintada en un mural por Diego Rivera, De la Conquista, que algunos libros de primaria traían en sus portadas. Al pisar Madrid sentí la historia correr por mis venas, sentí miedo, mucho miedo al verle la cara al otro lado de la historia. Después, en la corriente de la pasión celebraba el mundo hispano con vino en mano.

El DF es otro de esos misterios que la xente de mi terre me ha inculcado. Les odiada sin conocerlos porque mi xente les odia sin conocerlos (dizque). El peor rumor que dejé y alcanzó mis oidos fue el de que nos estaban ganando terre en Tijuana, estaban llenando Tijuana de negocios como galerias y muchos se sentían mal por eso, la mala lengua no se hizo esperar. Cuando pisé tierra en el DF, tenía miedo, me bajé del avión proveniente de Suecia y en chinga me subí a un bus, era tanto el miedo, me seguían los fantasmas que mi gente me regalaba por las tardes en sus palabras. ...


Esta historia continuará ...


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