Ayer en el tren de Estocolmo a Nässjö me toco sentarme a un lado de una mujer encinta. Así le decia mi Abue so así le digo yo. Le radiaba la face muy alegre y tenía unos cachetes rosados, la sonrisa la traía casi pintada de felicidad, tenía algo así como seis meses ya, se sentaba con las piernas a anchas. Se levantó varias veces, era pequeña, güera, ¿qué sueca no lo es? Me gusto. Se me hizo sexy y se me antojó hacerle el amor.
Hace mucho que no le hago el amor a una mujer embarazada. Para ser precisos desde que nació mi hija de seis años, o sea hace seis años. Según mi mujer se le vino el embarazo encima porque estábamos en plena práctica de nuestros deberes sociales, y es que según ella, decían por ahí que el amor hace que las mujeres den a luz más rápido. Como yo no soy de esos qué cuestionen los dichos del pueblo, me apunte al experimento sin más. Se le soltó el agua, yo no me acuerdo, pero ella dice eso, quién sabe. Llegando a Nässjö me bajé del tren y le di un beso a mi mujer en la mejilla ...
Gracias a Sinaloco por pararse a editar mi texto puntualizando mi error con ese deje de superioridad lingüistica que algunos puristas del idioma castellano utilizan para menospreciar a otros para justificar su sentido de inferioridad. Es encinta y no como equivocadamente escribí en cinta
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