A mi siempre me a gustado la arqueología ( la mitología Chicana conlleva a ello), la etimología y los libros antigüos. No sé por qué el pasado me atrae tanto a mi, quizá sea porque la revista Duda, o Kalimán, un tanto Fantomas que en mi niñez avorazadamente devorada semana trás semana a costo de la plata o oro, como mi Santa Abuela le llamaba al dinero, sostenia este vicio al paso cronológico del vocero que pasaba a diario por los puestos de curiosidades donde mi infancia se desarrolló. O quizá también mi intuición masculina sabe algo, si es que eso existe, (creo que las mujeres de mi vida me han otorgado algo que sólo he medio desarrollado) pero que jamás me he atrevido a decirlo con letras, sospecho que sí sé.
Lo digo porque Librería Sor Juana se lamenta de lo que le han sucedido a los tesoros arquelógicos de Irak y porque aquí en mi casa el tema ha causado un estruendo de las mismas lamentaciones. A las de mi casa sólo me remito a escucharlas ya que de por si soy un poco retraído. Antes si me molestaba a mí, ahora no sé, me encuentro letárgico, pero sé de lo que estás personas están sientiendo adentro, ya que por muchos años a mi la curiosidad me causaba un afán por saber de ello que hasta me daba una fantasía enorme de saberme en lugares remotos con culturas sabias y cultas. Los años lo hacen a uno sobrío y sombrío para no decir apático. De seguro de estár en Bagdad estuviera ya chillando y más ahora qué sé que la biblioteca a sido quemada y como Sor Juana, que recuerda con cierto deje de tristeza, esas quemazones las sentimos en carne propia porque nuestras culturas prehispánicas sufrieron lo mismo ante los mismos animales que hoy cunden por aquellas tierras babilónicas: la ignorancia y la religión.
Lo curioso es que en España ni se acuerdan de los desastres esos que nosotros los mexicanos llevamos, por siempre, como un permanente dolor tatuado dentro de la sangre colectiva que constituye la mancha esa de indio que llevamos atrás en nuestras espaldas. Cuando viví en Madrid se quedaban perplejos que aún pensemos de Cortéz como un ser vivo sin saber que nos da coraje y dolor de la poca memoria que tienen de lo que hicieron. Ahí el Museo de America es un tour obligado para ver el tipo de sociedad pre-nazista que cundia por aquellos entonces en la Nueva España. En fin.
Te contaré una fantasía Sor: Yo sueño que algún sabio e inteligente sacerdote autóctono tuvó la hazaña de ocultar de esos barbaros ancestros nuestros valiosos códices; nada mas que no hemos dado con ellos. El día que los encuentren, ese será el día más feliz de mi vida.
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