La cultura nuestra, la latinoamericana, la iberoamericana, la hispanoparlante aún conserva al intelectual en un pedestal. Se le adora. A mi cultura le gusta que otros piensen por ella. Si X dice Y y las multitudes coinciden Z asienta con la cabeza sin más reflexión al respecto que una mirada atravez de los campos de las masas para indagar el peso del problema.
De hecho la cultura hispana no alienta a la superación personal en lo que concierne cultura.
Nos falta mucho para ser medioclaseros esnobs.
Y en las letras el peor enemigo es la ignorancia, la simplificación, el mal.
Durante un solsticio de mil años atrás Jorge Pérez nunca se puso a pensar que estar en los gulags de Stalin lo llevaría a pasar uno entre tanto rojo. Corrió cuando Trotsky dejo su último suspiro en unas calles empedradas donde las masas hoy lo trillan. Creyó, como miles de otros internacionalistas, que la antigüa USSR le recibiría con los abrazos abiertos. [Fragmento de Comunistas de Toluca]
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