Traductor: Julio César Martínez. Tipo de traducción: Libre.
Traducción de un fragmento tomado del texto en inglés aquí.
Patrick Fitzgerald tiene delante de sí el caso jurídico más importante de la historia de los Estados Unidos de Norteamérica. Watergate, en comparación, fue un simple acto de robo cualquiera en una era de inocencia. La autoridad del investigador fiscal en este caso no se encuentra impedida por ninguna regulación. Si el fiscal encuentra un hilo que conecta la filtración con algo más grande, Fitzgerald tiene el poder legal de seguir el hilo de la teleraña en busca de la araña. Parece altamente improblable, pues, que simplemente ira detrás de los que filtraron la información y la gente que intento encubrir la filtración cuando el acto de encubrimiento es sólo una consequencia secundaría del crimen más grande el cual es es falsificar evidencia para fomentar guerra. Fitzgerald no se ganó la reputación de ser un caimán Irlandés por ir trás criminales insignificantes o de menor importancia. Es de suponer que está tratando de conseguir evidencias de que Karl Rove lanzó una operación clandestina para crear los documentos falsos y después conspiró en sacar a flote a Valerie Plame cuando se enteró de que el fraude estaba siendo descubierto por el esposo de Plame, el embajador, Joseph Wilson. Por mucho que esto suene a una novela de John le Carre también conforma parte del perfil del Karl Rove que yo he conocido, mirado, viajado y escrito por los últimos 25 años.
Quizá estemos siendo testigos de un momento definitivo de democracia Americana. El hijo de un portero de Nueva York tiene en sus manos, de muchas maneras, el destino de la Republica. Porque demasiados de nosotros sabemos y estamos conscientes de los crimenes perpetrados en nuestro nombre por nuestro gobierno, sería muy improbable que nos conformaramos con un puñado de acusaciones menores contra burocratas. Lo último en que creemos es en el marco de derecho. No confiamos en nuestro gobierno o la gente que hemos elegido pero nuestra constitución está todavía con mucha vida y hemos elegido en creer que el destino ha puesto a Patrick Fitzgerald en este momento de nuestra historia para salvarnos de la gente que hemos elegido. Si la ley no puede llegar a la verdad de lo que le ha pasado al Pueblo Americano durante la administración de George W. Bush entonces podemos empezar a escuchar el sonar de la muerte de la más grande democracia de la historia.
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